
Un sueño, un dejavu, un pensamiento, un recuerdo, nos muestran realidades que a veces creemos no tener. Realidades, deseos, cosas a lo que uno está atado y se acostumbra a vivir con ello sin darse cuenta.
Pero no por acostumbramiento, por común que sea vamos a vivir encarcelado a algo que si bien no nos simpatizó en ese momento, ahora se nos hace familiar el solo hecho de nombrarlo, observarlo y hasta porque no tomarlo como algo más de nosotros mismos.
Hasta que llega ese día que nos damos cuenta que no, que verdaderamente no nos agrada el hecho de llevar con nosotros una mochila que no es nuestra. Y ahí uno se pregunta, Por qué debemos ser o tener eso que nos incomoda, acaso nosotros no podemos tener y ser lo queremos. No digo que podremos tener todo lo que deseamos. O ser todo lo queramos.
Pero si de algo estoy segura, es que el que quiere puede. ¿Quién no lucho contra su peor enemigo?, no creo que ninguna causa u problema sea mínimo para el que los traiga. Aunque para los demás sea insignificante, para nosotros puede valer mucho. Entonces, Por qué seguir aquí sufriendo, desvalorizándonos, si afuera es donde se resuelven los problemas, pues ahí debemos ir. Sin pros y sin contras desafiar lo que nos importa, es un simple hecho de el que luego reiremos y disfrutaremos.